A veces son tan
largos los senderos
que llevan a un
final que ya fue escrito
que se cierne la
noche antes que lleguen
al punto en que
hallarán su convergencia
Somos dos corazones
en El Ártico
que han elegido el
frío como ardid,
sabiendo que su
abrazo poco a poco,
te anestesia el
origen del angor.
Y luego de improviso
se descubren
acechando en el
hielo una fractura,
la señal inequívoca
que avise
de alguna brisa
cálida del Sur.
Temblor y asombro,
aúnan sus compases
por si vuelve a la
vida la esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario