martes, 28 de abril de 2015

Ejercicio de incordura


El silencio de nuevo, la clausura
del labio a cal y canto, que te aboca,
quieras o no, a amordazar la poca
alegría interior que aún perdura.

Qué terrible ejercicio de incordura
es hacer lo sensato, que provoca
el que te vayas convirtiendo en roca
que aguasales estériles  supura.

Y entonces ¿ Qué será de la milana
que te habita y que quiere ir al encuentro
del aire , hecha palabra evanescente?

Su destino es sumirse en la desgana
y ahogar, ruin, sus versos alma adentro
mientras va agonizando lentamente.

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