Merodeas
sin rumbo por rincones canallas
acechando
en los charcos resplandores de Luna
y
para conquistarla improvisas rondallas
a
maullido pelado, sin vergüenza ninguna
Con esa proverbial obstinación gatuna
porfías por ser dueño y señor de las vallas
con cuanto gato encuentras, aunque te cueste alguna
que
otra tarascada librar ciertas batallas
Y
luego, a cualquier hora- aquí nada ha pasado...!-
vuelves
a mi regazo, pidiendo muy mimoso
que repare a caricias tu cuero lastimado.
que repare a caricias tu cuero lastimado.
y mi mano te ofrezca un bocado sabroso
Qué
bien que te aprovechas de mi debilidad.
Sabes
ronronearme con tanta suavidad.....
No hay comentarios:
Publicar un comentario