sábado, 30 de mayo de 2015

Pan para hoy



Al clarear el día
ya lo tenía el cielo decidido:

Pan para hoy.

El aire
es de una tersura despiadada
y de tal levedad que desconcierta.

Casi no cuesta esfuerzo
respirar este piélago de olores
que llegan en bandadas rumorosas
pregonando que aún
nos quedan unas cuantas primaveras
que gozar y sufrir.

Pan para hoy ,
en una amena y mansa rendición
de cualquier argumento racional,
este espacio de tregua,
esta ilusión con visos de autoengaño
de que la vida puede llegar a ser magnánima
y hasta compasiva.

Resulta tan hermoso
atreverse a soñar con que podemos
llenarnos de monedas los bolsillos,
de sonrisas la boca
e incluso de esperanza el corazón...

Pan para hoy...
Comamos.

Y recemos.

Pidámosle a algún dios domesticable
que su sabor perdure y que nos sirva
de consuelo candeal sobre los labios.

No faltará a su cita,
puntualmente,
la hambruna de mañana.














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