domingo, 14 de junio de 2015

Dura de roer


No hizo falta un cuenco,
entre las manos
brillaban las cerezas.

Su carne deliciosa y apretada
fue royendo la vida tenazmente.

Hoy reclama un dentista...

!Qué se joda!

!No puede con lo terco de los huesos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario