Creces dentro de mí, desesperanza,
como una mala hierba que prospera
en el pecho agostado y solo espera
cimentar en mi ruina su sólida bonanza.
Quién podría confiar en que la danza
de la fortuna cambiará de acera
y volverá a ondear nuestra bandera
sin temer que en el aire se meza una acechanza.
Sé que apuré hasta el fondo los olores
y me embriagué con las exquisiteces
de los alegres días de rosas y licores.
La vida , que mesura sus favores,
solo espinas me brinda ya en sus heces.
Nunca habrá para mí otros tiempos mejores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario