Todo es corazón,
todo termina,
lo mismo que comienza, en el latido.
Todo adquiere sentido
si su cadencia eufórica así lo dictamina.
Lo cruel del sufrimiento inmerecido
de la dolosa espina
del amor, lo trasforma en cristalina
canción que le regala al aire sorprendido.
Él nunca está dormido
ni se deja llevar por la rutina,
hábilmente su ritmo compagina
al sueño del instante en que está sumergido.
Todo es corazón,
fiel golondrina
sin estación, que dentro del pecho hizo su nido
Tenaz delicadeza peregrina
sin alas, que imagina
alcanzar el eterno descanso prometido.
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