sábado, 2 de abril de 2016

Oficio


Yo  puedo
apacentar estrellas y ordeñarlas
  de  todo su fulgor  y fabricarme
con él un universo empavesado
con la luz de flamantes lunas llenas ,
donde todas las noches son propicias
para  hacer el amor,
para soñar
 que  la felicidad no se termina,
ni existe lo  imposible.

Puedo, de proponérmelo
cazar las musarañas 
que flotan invisibles en el aire
para domesticarlas  y lograr
que bailen imantadas a las disipaciones
que mi voz les inspire

Para rizar el rizo  ,también puedo
amaestrar silencios y obligarlos
a que cuenten por mí  lo que , prudente,
mi  corazón  se calla.

Pedirle al mar   que ruge
o al viento que susurra
sus timbres y ganarles por la  mano
 la baza a las tormentas
y a las provocaciones.

O urdir trucos de magia novedosos,
jugar con las palabras y sacarme  
de pronto de la manga  
un puñado de versos,
una amable sorpresa  de  humo y fantasía 
 que  surge ante los ojos y al instante
estalla y se disuelve

Es un oficio poderoso y triste 
este de ser poeta...

Ser capaz de  trazar la arquitectura
de todo lo inasible y esencial
y acabar , acosado a soledades, 
 persiguiendo en  el  centro del vacío
las  reticentes sombras de la nada.

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