Porque a estas alturas ya no aguardo
sobre la piel amnésica de auroras
fuegos artificiales ni hormigueros,
ni en el corazón más armisticios,
la vida me lo debe.
Uno más
que consiga atraparme en la alambrada
de tul o de metal de sus aristas
y devolverme al mar en plenitud
más allá de riberas o de anclajes.
Sé que son de sorpresa y de impostura
o, si acaso,que están aderezados
con la materia que a los sueños prestan
los vapores más lúcidos del vino.
Pero uno más
a falta de otras árnicas le ruego ,
al cielo que me debe algún milagro.
Tan solo un verso más, casi traslúcido,
que preste a mi existencia, hecha miseria,
luz en que apuntalarse.
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Tan solo un verso más, casi traslúcido,
que preste a mi existencia, hecha miseria,
luz en que apuntalarse.
******
Uno más
Que me obligue a espiar como respira
la noche, a violentarla
y a concebir sobre un lecho de aromas
infinitos pecados del espíritu,
o acaso de la carne,sin más culpa;
y por supuesto, todos la mar de originales.
Por uno así le vendo
el alma al mismo diablo.
Uno más,
voz del agua,
tatuada por la lluvia sobre el dorso
de todas los paisajes de ceniza,
que sea mi testigo y que me enmiende,
cuando los años sean desmemoria.
Uno más...
Y si es que no es posible,
este mismo.
Escrito con aliento sobre el humo,
fumarola danzante de la música,
creada para ser alegoría
de un íntimo universo que palpita
al tiempo que colapsa .
Y se disipa.
Y tercamente busca en sus despojos
un adarme de fe,
cuatro moléculas
resilientes de un gris deslabazado.
Y vuelve a reinventarse.
un adarme de fe,
cuatro moléculas
resilientes de un gris deslabazado.
Y vuelve a reinventarse.
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