Un cincel afilado que desbasta
las rebabas del verbo y lo somete
a la tribulación de su estilete
con rigor encomiable y entusiasta.
Un buril delicado que acomete
la labor de incidir sobre la vasta
tosquedad de la idea hasta que engasta
un brillo en cada mínimo piquete.
Un bisturí avezado en la cisura,
que sabe cómo hacer una sangría
para que la emoción llegue hasta el río.
Una aguijón dispuesto a ser tortura
del alma hasta que alumbre poesía
trasformada en un puro desvarío.
Y acaba el verso mío,
tejiendo con palabras encajes de Bruselas
a base de esquilmarme mis tristes entretelas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario