Huyeron
las palabras de mi boca.
Como
las golondrinas , son amantes
de
migrar hacia climas más galantes
cuando
el helor las toca.
Las
sonrisas, de siempre frioleras,
quisieron
ir detrás, pero atoradas
quedaron
en su mueca, aletargadas
soñando
primaveras.
Por
contagioso efecto
escaparon
del pecho amor y afecto,
dejando sus espacios
ateridos.
Ya
no sería extraño
que
al mismo corazón alcance el daño
y en desbandada huyan los latidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario