Seguro
que estos verbos
antes
que yo los han usado otros,
cincelando
palabras y engarzándolas
con
precisa cadencia en hermosas imágenes,
en
metáforas llenas de misterio
y
sensibilidad.
Exprimiendo
el aliento que los dioses
le
prestan a los hombres y arrancando
el
aplauso encendido del Olimpo
con
inspirados versos.
Pero
cada emoción vital que abruma
mi
pecho es solo mía.
Y
es a mí a quién le toca retratarla
usando
el pincel burdo
de
mi lengua, tan torpe, que quisiera
pedir
prestados todos sus colores
y
su magia a ese beso apasionado
con
que el Sol y la lluvia
rubrican
su armisticio sobre el cielo.
Ya
sé que no me alcanza
la
paleta que tengo para hacerle
justicia
a
tanto asombro,
a
tanto regocijo inesperado,
a
tanto amor vibrante...
...a
tanta ausencia
a
tanto desconsuelo.
Pero
no me resigno a la mudez,
si
todavía tengo locura suficiente
y
una gota de sangre enfebrecida
que
escanciar de mis venas
donde
mojar mi pluma irreductible .
Por
su pulsión escribo sin descanso
Que
allí donde no lleguen a contarme
mi
arte ni mi oficio,
sé
que sobradamente
alcanzará
a decirme el sentimiento.
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