Hoy
renuncio a mi trato con el mundo.
Clausuro
mis sentidos,
abandono
mi
compromiso de ser testigo fiel
de
todo lo que pasa,
Aunque
quiero gritar ,
muerdo
mis labios,
cierro
los ojos
y firmo
así una tregua
conmigo
misma.
Elijo
ser
ciega libremente , pues de nada
sirve
observar de frente la crueldad
con las
manos lastradas de impotencia.
No oír
todo lo
que no sea la música del viento,
purgando
sus rumores
de los
ayes y llantos que me llegan
desde
los cuatro puntos cardinales.
No
sentir , revestirme
el
corazón de escarcha
para no
padecer por las miserias
feroces
que adivina
mi
sangre al resonar en su oleaje
con la
inquietud del agua.
Escabullirme
en la virtud dudosa del espacio vacío ,
en donde los sonidos enmudecen.
Con tal de no abismarme en la congoja,
renuncio hasta a pensar
y, si es que es necesario,
Escabullirme
en la virtud dudosa del espacio vacío ,
en donde los sonidos enmudecen.
Con tal de no abismarme en la congoja,
renuncio hasta a pensar
y, si es que es necesario,
hasta
dimito
de mi
enojoso oficio de poeta,
que me
obliga de forma inexcusable
a
hablar con voz de alumbre.
Porque
si cuento la verdad, acaso,
¿habrá
alguien que tenga el valor de escucharla?
Y para
urdir mentiras no me llega
a mí
la cobardía.
Todo
lo que debiera contar , mejor callarlo.
Cómo
se ensaña en hombre contra el hombre,
como
ignora
los
lamentos del río,
las
demandas del aire,
los
avisos de la naturaleza
de que
a nuestro costado abusador
medra
el apocalipsis.
Que
el futuro
que
con certeza espera a nuestros hijos
es
negro sobre negro.
Y tiene alas
Y tiene alas
Porque
en un mundo lleno de cadáveres
solo
los cuervos heredarán la tierra.
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