Te lo
debo. Es algo que pensé
en los
albores mismos de mi infancia
desde
que ,al comprender cuánta importancia
tendrías
en mi vida , te adoré.
Me
repuse al calor de tu regazo
del
cansancio de tantos avatares,
nada me
liberó de mis pesares
como el
contacto amable de tu abrazo.
Cuando
dudo y vacilo, confundida,
consulto
con tu pecho que es discreto
y si me
siento triste y desvalida
mis
lágrimas acoges en secreto.
Mi
deuda, amable cama, es de por vida.
No la
salda este mísero soneto,
No hay comentarios:
Publicar un comentario