No
callará el tic-tac de los relojes
ni Sol
se detendrá allá en lo alto
la hora
en la que llegues y ,al asalto,
de todo
me despojes.
El
mundo su viajero
designio
seguirá y , distraído,
no me
ha de echar en falta el colorido
jardín
en flor que cuido con esmero.
Más puede que si el vidrio de mis ojos
me opacas, el crepúsculo extrañeza
me opacas, el crepúsculo extrañeza
sentirá
de que ignoren la belleza
de sus
colores rojos.
O que
evoquen mi voz los petirrojos
e
improvisen un aria a la tristeza.
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