Sabes
que no
puedo líbrame del dictado
de la
sal y la espuma.
Que
poseo
un
corazón famélico, unos dientes
tallados
en berilo, un insufrible
vacío
en el espacio en que debiera
acomodarse
el alma,
una
pasión oscura por tatuarme
con
nombres de marinos…
Una
curiosidad sin compostura,
una
audacia magnífica,
una voz
de cristal….
Después
está
ese mal consejo que incesantes
ronronean
las olas
y la
viva y urente
soledad
que te muestra la luz del plenilunio.
Sabes
que yo
sólo quería jugar a los naufragios.
No
pensé lo imposible que sería
prestarte
mis escamas.
No me
mires
con tus
ojos atónitos , ahítos
de
azules y preguntas.
Yo no
tengo respuestas .
Sólo
alcanzo
a
modular sollozos que se funden
con un
soplo de brisa y le regalan
la
levedad de un aura melancólica.
A
dejarte partir ,
alguna
playa
recogerá
tu pecio.
Tú
eres de la tierra .
Yo,
aunque lo he intentado , no he podido
beberme
todo el mar.
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