Nada
me digas si me ves ausente
y
ajena a todo. Cuando en la mirada
te
cuente que de puro ensimismada
hasta
vivir me es indiferente.
No
sé lo que me pasa últimamente
que
noto mi existencia violentada
por
gusanos de luz. Apolillada
por
burbujas de hielo incandescente.
Llégate
a donde estoy. Calladamente
deposita
la ofrenda delicada
de
tu beso dulcísimo en mi frente
hasta
que vuelva el alma a su morada,
como un príncipe haría a la durmiente
que
le fue por las musas secuestrada.
Y
acógeme en tus brazos suavemente
para
hacerme el amor. Sin decir nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario