¿ Qué
hacer?
¿ Qué
hacer cuando las manos,
fragante
aliento místico,
no
consiguen entrar en comunión
con la
piel que se ofrenda y languidece,
ni, aun
vueltas vientos ábregos,
tatuar
sus caricias
sobre
la flor de almendro?
¿ Qué
hacer cuando a la carne
se le
deniega el éxtasis de anís
que
puede redimirla?
No hay
más
que
aventurarse a un pacto con el diablo
y ver
de hacerle trampas.
Condenarse
es que
ya ni el infierno te desee.
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