domingo, 16 de abril de 2017

Animal de borrascas

A gritos se anunció.

Bronco venía

con redobles de truenos,

pregonando 

por las cumbre más altas, más adustas,

más indomesticables de la sierra,

su muy beligerante condición.


Yo no lo oí llegar

solo cantaba

con la voz luminosa y cristalina

del que cree que se encuentra a salvo en su jardín
,
que tras sus altos muros

nunca se acabará la primavera.


Llegó lo inevitable,

ruido y ruina,

el sauce desgajado,

la fuente enmudecida , condenadas

a ser las más fragantes rosaledas

un campo de despojos y aflicciones,

un erial donde solo

pueden medrar los cardos y las malvas.


Ahora,

que ,ahogada en el dolor , todos opinan

que debiera callarme ,

que no pretenda nadie que enmudezca
.

Debe ser porque soy

un intratable y hosco

animal de borrascas.


Debe ser que aprendí

a ir sobreviviendo con ellas y a su costa

incluso  a recrecerme con las tribulaciones.


Pero mientras me quede

este hilillo de voz casi traslúcido,

frágil como un suspiro,

pienso seguir impávida enhebrando

en él esos arpegios de angostura

que recuerdan sollozos

y espantan a las lágrimas.


Alguien debe de hacer

de tripas corazón.


Alguien debe tener la valentia

y la insensatez para plantarle

la cara a la tormenta.


Además, es muy libre cada cual de vivir

los duelos y quebrantos que encuentra en sus camino 

desgajándose el alma a su manera .




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