Hay
veces que la vida decomisa
el tiempo y su latido se adormece,
hasta que agazapándose en la brisa
arriba un aleteo que estremece
Del desapego hastiado en que se escuda,
cautiva del rumor, se desguarnece
y el mundo llega a ser sorpresa muda
al ver de la manera en que florece
Vuelve- ! Ay!-, sin quererlo, hasta la rosa
que se ignora poema y se deflagra
perfecta en su obviedad de aroma y raso
Y acepta resignada la dudosa
dignidad de ser cáliz que consagra
alma de luz y carne del ocaso.
Menos mal que regresa en breve al paire
del olvido benéfico del aire.
el tiempo y su latido se adormece,
hasta que agazapándose en la brisa
arriba un aleteo que estremece
Del desapego hastiado en que se escuda,
cautiva del rumor, se desguarnece
y el mundo llega a ser sorpresa muda
al ver de la manera en que florece
Vuelve- ! Ay!-, sin quererlo, hasta la rosa
que se ignora poema y se deflagra
perfecta en su obviedad de aroma y raso
Y acepta resignada la dudosa
dignidad de ser cáliz que consagra
alma de luz y carne del ocaso.
Menos mal que regresa en breve al paire
del olvido benéfico del aire.
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