He
de hallar la palabra transparente,
melodía
del agua, que trascienda
la
oscuridad del barro y lo desprenda
de
su yugo hasta hacerlo evanescente.
La
bendición de un verso incandescente
que
cauterice heridas, que descienda
dónde
el dolor anida y lo sorprenda
y
lo transforme en un grito elocuente.
Quiero
escribir un verso, uno siquiera,
capaz
de seducir hasta al demonio
y
lograr que lo indulte de su hoguera.
Un
verso redentor, que redimido
de
ser caduco sea el testimonio
ante
un tiempo sin fin de que he vivido.
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