Nacimos
para ser materia oscura,
el
capricho de un dios
o
el cachondeo
de
una naturaleza desmadrada.
Agua
y polvo de estrellas
y
veintiún gramos
de
un nosequé abrasado, indefinible,
que
pregunta y tirita.
No
sé si soy alguien
si
soy quién ,
soy
algo o el compendio
de
nada y su contrario.
Solo
sé que me pueden las querencias,
que
la tierra me llama con voz sólida
y
que , insinuante, apenas perceptible,
hacia
arriba me arrastra
el
susurro del cielo.
Yo
no puedo partirme...capeo a duras penas
el
temporal , cantando
bajo
la lluvia de contradicciones,
hundiendo
mis raíces
fuertemente
en la arcilla
y
esperando que escampe.
Que
después del diluvio
pese
menos el aire purgado de impurezas.
Y
ya no importe tanto morirse sin saber
qué existe tras el pálpito absurdo y esencial
que
a cada hombre apremia a perseguir misterios.
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