Entre
las más dichosas
de
todas las mujeres bendecidas
por el
don del amor y sus dulzores
te
creíste la más afortunada.
Que en
sus ojos brillase
la
fiereza del tigre
cuando
te contemplaba con deseo,
solo
era para ti una evidencia
de su
fervor ardiente,
que
celase del aire,
y su
sombra siguiese los pasos de tu sombra
una
demostración de su cuidado.
En tu
claustro apartado ,las palomas temblaban
ante tu
ingenuidad y tu ceguera
Aquellas
tiernas flores
de tu
jardín sombrío ,que alguna vez regaste
con
silenciosas lágrimas,
hoy
sirven de fragante cobertor
sobre
tu cuerpo inerte,
ofrenda
de belleza a la belleza
compartiendo
el destino de unir sus podredumbres.
Solo
fuiste,
virtuosa,
virtuosa,
desdichada
Desdémona,
otra
mujer ilusa entre las mal amadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario