Desde
siempre me sé cortada al bies,
nacida
para ser un esperpento
de alma
triste , corazón contento,
y genio
poco amigo de clichés.
Soy el
cuarto y mitad de lo que ves,
y el
doble y algo más de lo que cuento.
Hizo la
vida en mí el experimento
de
enfatizar silencios y porqués.
Pura
contradicción, luz que se sueña
sumida
en un negror extraordinario
del que
termina haciéndose la dueña.
La
singularidad que aceptaría
para
olvidar su sino solitario
hombre
como animal de compañía.
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