miércoles, 28 de junio de 2017

Yerma soledad



Un labio no se puede decir sólo.
Para decirse un labio necesita
una boca de miel y agua bendita
que lo absuelva de ser culpa ni dolo.

Mi verso en solitario alcanza el Polo
de la Desolación,me hace exquisita
escultura de sal y aunque me incita
a la música el aire, no tremolo.

La soledad no gesta criaturas
felices en mi vientre, ni mis pechos
complacidos repleta de dulzuras.

Conjuro de la niebla, abracadabra,
convoca extraños verbos contrahechos
que a solas fagocitan mi palabra.




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