lunes, 14 de agosto de 2017

That is the question

Acaso
me equivoqué de oficio.

Dotada como estoy
para entregarme a fondo a todo aquello
que sea poco práctico
quizás hubiera debido dedicarme
a ser equilibrista,
a dar el espectáculo gratuito
de columpiarme sobre la cuerda floja
de mis contradicciones.

O a ser afinadora de los cañaverales,
profesora de canto de los pájaros,
sexadora de ángeles , pastora
de sueños desvelados,flautista
de Hamelín que convoca y ahoga en el río
mil presagios oscuros .

Instructora de vuelo de vilanos...
. pirómana,
bombera
especialista en encender pasiones
y en apagar, a base de suspiros,
sin demasiado estrago ,los destellos
de fuegos fatuos que la ilusión enciende.


Estoy cansada de ser taxidermista
de emociones ,
de hurgar
como un cuervo en mis vísceras vaciando
sus íntimos humores, de exprimir
hasta el último adarme de su esencia,
así me cueste lágrimas ,
de hacer de cada gota de su sangre
una gema granate que refulja
si con ello consigo
dotarlas de una pizca de esplendor.

De vivir rodeada de cadáveres
armados con palabras ,
palabras y palabras...

De fingir
que porque ellas ahora solo son
disecadas bellezas que no sienten ,
cada trozo de mí en el que un día
nacieron a mordiscos
no nota ya dolor.

Es un oficio poco glamuroso
este de ser poeta.

Nadie , nunca jamás,
que esté en su sano juicio sin más lo elegiría.

Pero es que no hay opción de rebelarse.

Serlo o no serlo.

Esa
es, por suerte o desdicha, la cuestión.











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