Todo en
la vida llega a aquel momento
de su
punto final y es necesario
el
volver al estado originario
antes
de la emoción en el acento.
Más
allá de la luz del escenario
no
tiene ya sentido el argumento
y el
querer proseguir contando el cuento
podría
resultar estrafalario.
Se
impone regresar a la cordura,
allí
en donde AMOR son solamente
cuatro
letras sin éxtasis ni herida.
Donde
en la noche huérfana de albura
te
asaltará la duda impenitente
de si
la vida sigue siendo vida.
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