Yo no elegí lo oscuro y lo silente.
Sonoridad,
dispuesta a desnudarme
en los
brazos del aire y a encumbrarme,
nací con vocación de transparente
nací con vocación de transparente
Al
papel que me toca de simiente,
entonces
¿ como habré de acostumbrarme?
A
hacerme vegetal, a acomodarme
a no
sentir el frío y su mordiente .
A dejar
que me cubra este sudario
de
tierra, mientras gesto en agonía
una
suerte de extraño abecedario.
Y
espero la anunciada Epifanía
de ese
verso sencillo, extraordinario
y
esencial como el pan de cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario