De
cuando en cuando turba
la placidez poética del aire
un
temblor invisible, un aleteo.
Un
estremecimiento,
tibio,
tibio,
sutil....
Lejano.
Apenas
la mirada
alcanza
a descifrar en las alturas
las
blancas flechas,
los
signos cabalísticos que en cielo prometen
rumbos
de salvación.
Para
reverdecer no necesita
del
lazarillo auxilio de los ojos
la
agónica esperanza
El
corazón ya tiene
- todo él lo pregona con su revoloteo-
- todo él lo pregona con su revoloteo-
certeza
de las garzas.
Si
pudiera...
Siente
la tentación...
Le
sobra audacia
y tiene
las carencias suficientes
para
abrazar el sueño de que sería fácil
hallar
reposo al pairo de su estela
y
dejarse llevar...
Son alas y costumbre
Son alas y costumbre
de
volar sin temor lo que le falta.
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