No hay
ruiseñores más allá de Mayo,
ni
rosas, bien lo sé... y que son fieles
al
jazmín las abejas, ni hay claveles
que
amen el otoño...Y me lo callo.
Nunca
me rindo, estúpida batallo
la gota
de dulzor entre las hieles,
la
humanidad implícita en las pieles,
la
alegría en las hojas del desmayo....
Cuento
más en mí contra el tiempo avanza
cierta
extraña virtud de resiliencia
con más
fuerza en mi alma se afianza.
Sin
esta vocación de incongruencia
que es
mantener con vida la esperanza
¿ De
qué nos serviría la existencia?
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