domingo, 3 de diciembre de 2017

Abandono


Después de tantos siglos de vaivenes,
de andarse columpiando
de la locuacidad a la sordera,
yo ya no miro arriba,
si diluvia
será porque conviene a mi quietud ,
a mi desistimiento,
de hoja empantanada,
el dejarse llevar por la corriente.

Yo ya no me pregunto
por qué en silencio llueve sobre mi corazón
solo callo y escucho
como cae la lluvia ,
noto cómo me empapa suavemente por dentro ,
mientras que rezo y pido
que de una vez escampe.

O por lo menos
que la mar se recuerde
con vocación de cielo desterrado
añorante de ángeles caídos,
de vientre a la deriva
anhelando ser madre.

Y salga a recibir
mi resignada ofrenda de abandono
con sus azules brazos bien abiertos.




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