Yo voy
a lo que voy, no me entretengo
en
contar mis pisadas ni en circunvalaciones,
no
logra retrasarme ni lo rengo
del
garbo que me prestan mis articulaciones.
En los
desiertos , cuando el Sol se oculta
y el
desarraigo crece, también cantan sirenas,
¿quién
no deja tentarse por la estulta
ficción
de una voz líquida en la que ahogar sus penas?
Y en
las frescas riberas de olores embriagantes,
a
disfrutar sus dádivas sencillas
¿quién
no quiere quedarse un rato detenido?
Pero yo
mis jornadas hago más extenuantes,
pues sé
que no son estas mis orillas
y debo
hallar la mía antes de anochecido.
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