Me
inquieta, corazón, el devaneo
que
traes con la música, la chanza
que
haces de los ritmos, la confianza
con que
, alegre , te lanzas al bureo.
A veces
de puntillas, tenue danza,
me
parece sentirte, y otras creo
que te
escucho intentar un aleteo.
No
logro someterte a gobernanza
Yo ya
sé que aunque quiso hacerse nido
mi
pecho para ti, como clausura
has
sentido su tibia jaula endeble.
Corre,
vuela, entrégate al debido
placer
de degustar la donosura
del
aire antes que el frío te lo anieble.
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