Cuánta
“pupita sana “necesita
para
volver a ser de terciopelo
un alma
que ha vestido de antracita
el
tener que bregar con tanto duelo.
Nací
con vocación para el consuelo,
no dudo
en rebuscar lo que tirita
tierno
dentro de mí y lo remuelo
con tal
de hacer mi voz de agua bendita.
Y si no
es suficiente con la suave
caricia
de satén de su textura
para
que tu penuria se socave,
déjame
que te abrace con ternura
Es mi
arma infalible, ya se sabe
que un
poquito de amor todo lo cura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario