miércoles, 14 de febrero de 2018

Fruto



Se nos fueron muriendo todas las ilusiones
como flores tempranas heridas por el hielo,
acaso no pusimos el suficiente celo
en proteger sus pétalos de roces y abrasiones.

O quizás nos ganamos la ojeriza de un cielo
amarillo de envidia ante las bendiciones
que el amor nos brindaba y las delectaciones
que con solo mirarnos propiciaba el martelo.

Aunque lo más probable es que es solo un camelo
el querer que perdure y que todos sus dones
están predestinados a servir  de escarpelo.

Como esquirlas brillantes de un quebrado espejuelo
que inocentes se clavan en nuestros corazones
y le ofrecen su fruto granado al desconsuelo.










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