Porque
puedo cantar, vale la pena
levantarse
a lidiar con otro día
que
nace sin traer ni una alegría
merecedora
de una enhorabuena.
Qué
sería de mí sin esta amena
costumbre
,que ya es casi una manía,
de
inventarme una nueva melodía
para
cada desdicha que me apena.
De nada
sirve que en tu propio duelo
te
quieras enfrascar, ser el más triste
nunca
a nadie le dio mayor consuelo.
Pero la intensidad de tu quejido,
hecho don musical , no lo resiste
el
dolor , que huirá despavorido.
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