domingo, 18 de marzo de 2018

Sin objetivo



No sé por qué no tienen las mañanas
la misma claridad y no percibo
belleza en el paisaje inexpresivo
que veo al asomarme a mis ventanas.

Ni por qué de repente tengo ganas
de ponerme a llorar sin un motivo
y me parecen ya sin objetivo
las pequeñas rutinas cotidianas.

Solo sé que en mitad del pecho siento
el peso asolador de la impotencia
ante el silencio y el distanciamiento

Y el vacío infinito de una ausencia
volviéndose un suplicio tan violento
que priva de sentido a mi existencia.


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