Hay
pájaros oscuros en los ojos
y un
fulgor que amedrenta a los relámpagos.
Los
silencios atruenas
mi
corazón por dentro.
¡Qué
perdición de aves agoreras!
La
tormenta ,lo anuncian,
se
avecina...
Pues
dejemos que amaine ,
disipada
en su
propio aleteo, viento y sombra,
la
inquietud de los pájaros oscuros.
Porque
sé que mañana
todo el
campo olerá a recién regado
y a
las miradas limpias volverán las alondras.
Que
otra vez las sonrisas
harán
que salga el Sol.
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