Decidme,
¿cuántos
años son precisos
que me
quite de encima para poder contarme
aún
entre los jóvenes?
Todavía
presumo
de que
sigo cavando una trinchera
contra
la sinrazón y la injusticia
y
alzando una muralla que me oculte
a la
mirada gris del desencanto.
De que
tengo guardada en la recámara
una
ilusión indemne
para
afrontar los días que pueden describirse
sin más
interjecciones .
Dos
gritos,
tres
sonrisas ,
unos
cuantos poemas
y un
inagotable cancionero
para
capotear sin inmutarme
los
múltiples derrotes
de
todos los moruecos o los mihuras
que me
salgan al paso.
Si
fuese por señales,
yo debo
de ser joven,
más
que nada
por
todo lo que siento y me desborda .
Que
tengo el corazón como de estreno
y la
sangre caliente.
Y me
arden las ganas
de
comerme el ascético florilegio de espinas
con que
te obsequia el mundo,
de
hacerme una cobija con mis miedos,
de
soñar que se puede
y de
volar muy alto.
De no
ser
- !Ay,
ay, ay.... !-
que
luchar a destajo con la vida a mordiscos
me ha
dejado sin dientes
al
pasar de los años.
Y por
todos los daños
que
han ido acumulando-!! Ay, ay, ay...!!!-
estas
jodidas piernas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario