La niña
María,
que era
la alegría
mayor
de su casa y era en su calle
la más
linda flor,
de
noche y de día
soñaba
que habría
un
príncipe azul para ella,
que un
día
vendría
a
buscarla el amor.
Cómo
ya es sabido
para un
descosido
nunca
falta un roto y un conde de malva
la vino
a buscar.
Hoy
tiene marido
pero ya
ha sabido
que hay
sueños que tienen
muy mal
despertar.
Estribillo
No
sabes guisar,
no
sabes planchar,
no
sabes hablar,
estás
ya muy gorda,
te
huele el aliento,
revientas
mis chistes,
ni
entiendes de nada,
ni
sirves pa ná.
Dale,
leña
al mono,
dale,
pero
ten cuidao,
que no
queden señales...
Dale,
leña
al mono,
dale y
dale,
dale
sin cuidao, que así
no se
ven las señales.
La niña
María
tras su
celosía
se iba
marchitando y poquito a poco
perdía
el color
y se
consumía
porque
comprendía
que
nunca te trata con ese derroche
de
descortesía
el que
siente amor.
Mucho
le ha costado
pero se
ha cansado
de
aguantar estopa ,sufrir en silencio
y
lloriquear.
La
cabeza ha alzado
y ha
determinado
que si
es malo el sueño,
mejor
despertar
Estribillo
No
sabes guisar,
no
sabes planchar,
no
sabes hablar,
estás
ya muy gorda,
te
huele el aliento,
revientas
mis chistes,
ni
entiendes de nada,
ni
sirves pa ná.
Dale,
leña
al mono,
dale,
pero
ten cuidao,
que no
queden señales...
Vale,
hasta aquí llegamos, vale,
que
aunque no se vea
tengo negra el alma
por los
cardenales.
Vale,
te has
pasao tres pueblos, vale
búscate
otra idiota
que
aguante
tus
malos modales.
Vale!
Vale!
Vale!
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