Qué
fácil que resulta
dejarse
engatusar por la eclosión de espléndidos
embelecos de Mayo.
Pero el
que ha vivido estaciones bastantes
ya sabe
que no todo son colores
retratando
belleza desbocada,
texturas
exquisitas
y
olores impregnados de lujo y de dulzor
en
plena efervescencia
Para todo el que escucha con el oído atento
el aire
trae rumores impregnados de un rancio
olor
inconfundible a decadencia
y a
caducidad.
Desangelados
días
los de aquel pobre lúcido que sabe
que
bajo la apariencia del esplendor de hoy
palpita
una verdad oscura y acallada
y en
silencia se gesta
un
futuro sombrío.
Que no
encuentra sentido a seguir obstinándose
en
empeñarse en verlo.
Y que
aun así no puede
renunciar
a vivir tan cansado y tan triste
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