¿Valdrá
la pena
mirar
hacia lo alto cada día
buscando
la manera de alcanzar
el
ancho espacio azul, que nos transforma
la
mirada en anhelo?
¿Valdrá
la pena
ponerse
de puntillas por si puedes
llegar
a acariciar algún retazo
de
nube deshilada?
¿Valdrá
la pena
pasar
las horas muertas preguntándose
si
merece la pena?
Nuestro
anclaje está aquí,
sobre
este suelo
tan
pedestre y tan solido
y
debiera bastarnos con saber
que
nunca va a fallarnos.
Como
una madre amante
espera con paciencia
espera con paciencia
que
exhalemos un último suspiro
para
acoger nuestro marchito barro
con devoción y celo eternamente
y fabricar con él los elixires
y fabricar con él los elixires
que
nutra el repertorio de perfumes
del
Mayo más florido.
Ese
es todo el honor
que
los cielos nos tienen destinado,
la
gloria que nos ha tocado en suerte
Yo
lo sé
y aun así
tercamente
deshojo margaritas,
por
si alguna me dice que mi nombre
sí
que está destinado a ser escrito
con indelebles letras luminosas
al lado de una estrella
Que
solo es necesario
estirar
más el brazo y atreverse a soñar.